Chimeneas cosmotelúricas


Junto con las corrientes de agua, las chimeneas cosmotelúricas son las geopatías más agresivas que podemos encontrar hoy en día.

Se podría representar una chimenea cosmotelúrica cómo un cilindro invisible que se eleva verticalmente, atravesando todos los pisos de un edificio sin resultar afectado. Tiene alturas variables, si bien la media se situaría entre 100 y 250 metros. Su diámetro suele estar entre 1 y 3 metros.


Las chimeneas son un fenómeno que se puede encontrar por todo nuestro entorno, y están repartidas de forma anárquica; incluso pueden superponerse de dos en dos, o más. Podemos encontrar varias en cualquier vivienda de unos 80-100 m², incluso se pueden detectar dos o tres en una sola habitación. Del mismo modo, en muchos lugares es un fenómeno poco frecuente.

Tienen un efecto dinámico donde se pueden observar dos movimientos, uno de subida y otro de bajada, que podríamos comparar con los de una respiración en cuatro tiempos (un movimiento ascendente, de unos 3 minutos, un breve tiempo de reposo, un movimiento descendiente, de entre 2 y 2,5 minutos, y un nuevo tiempo de reposo).

Su espacio interior no es homogéneo. En la parte central está la zona más activa de la chimenea, denominada ‘núcleo’, ‘eje’ o ‘corazón’, y su diámetro variaría dependiendo del de la chimenea (unos 10 a 30 cms en las más corrientes). A partir de este eje, detectamos sucesivamente 7 zonas reactivas, presentándose como círculos concéntricos. La última zona constituye el borde de la chimenea. El valor energético es mayor (menos perjudicial) conforme nos alejamos del centro.

Las chimeneas cosmotelúricas suelen presentar entre 0 y 8 ‘brazos’, normalmente con orientación cardinal, con un brazo dirigido al norte o al sur, o en algunos casos al este o al oeste. Los ángulos entre los brazos son siempre regulares.