El emplazamiento


Los chinos, 4.000 años antes de Cristo, ya conocían las cualidades que debía reunir una vivienda sana. Sus emperadores encargaban a especialistas la localización del lugar adecuado para construir sus palacios teniendo en consideración la orientación de sus muros en relación con el campo magnético natural.

Los romanos, para detectar las O.N. de un terreno, alimentaban a un pequeño rebaño de ovejas durante un año en la zona que se quería examinar; pasado este tiempo las sacrificaban y examinaban el hígado de los animales para ver si estos estaban sanos o enfermos; en caso de resultar enfermos, el terreno en cuestión era declarado insano.

Hoy en día se construye en cualquier lugar, de cualquier forma, con cualquier orientación e ignorando, en la mayoría de casos, la posible influencia de todos estos aspectos sobre el ser humano.