Los niños índigo


La nueva generación de la especie humana está formada por seres especiales, tan terrenales como sus padres, pero con un grado mucho más alto de desarrollo espiritual.

Llamados universal y científicamente ‘Niños Índigo”, su personalidad y espíritu distintos se aprecian en la fuerza y el color de su aura.


El aura humana es campo energético que rodea cada individuo y que refleja la luz en diversas longitudes de onda, o colores. Si bien los colores del aura cambian constantemente según nuestro estado emocional, nuestro estado de salud, nuestro estado de desarrollo espiritual o nuestras circunstancias presentes, siempre hay un color predominante que determina nuestra forma de ser. Las tonalidades van del rojo intenso (carácter fuerte y personalidad activa), hasta el blanco (espiritual en extremo). El índigo, o azul intenso, posee cualidades extremas de intelectualidad, memoria, sensibilidad e intuición.















Así, el término ‘índigo’ proviene de la tonalidad dominante en el aura de estos pequeños. 

Estos niños tienen la capacidad de ver más allá de los espectros de la luz, escuchar todo tipo de sonidos, incluso el de su propio flujo sanguíneo, y presentan una notable hipersensibilidad en la piel. 


Cada niño índigo será un detonante del cambio, y hará todo lo necesario para que esta sociedad se transforme radicalmente.

Son distintos, especiales, asombrosos. A veces pueden irritamos, en ocasiones asombrarnos, pero siempre ejercerán sobre quienes les rodean una especie de fascinación.


Son los niños índigo, quizás los primeros representantes de una raza humana más evolucionada.

A veces se les confunde con los niños hiperactivos, así que hay que hay que conocer claramente las diferencias entre unos y otros.

Un niño índigo presenta un peculiar patrón de conducta que todavía no ha sido documentado en su totalidad. Este patrón tiene factores comunes y únicos que sugieren a quienes interactúan con los niños, principalmente sus padres, que deben cambiar la forma de tratarlos y de criarlos para poder lograr un equilibrio adecuado. Ignorar estos nuevos patrones de comportamiento es crear desequilibrio y gran frustración en la mente de estos niños especiales.

Los niños índigo nacen en cualquier clase socioeconómica, poseen un coeficiente intelectual superior a la media de su generación, y una amplia capacidad de memoria; emplean en todo momento el razonamiento y es en base a éste como se comunican con el mundo. Constantemente encuentran maneras de mejorar las cosas que hacen, tanto en casa como en la escuela. Son muy creativos, se aburren fácilmente con trabajos monótonos, pueden efectuar varias actividades al mismo tiempo y desarrollan formas de pensamiento complejas, que no corresponden a su edad.

Pero, además, son niños y niñas con cualidades psíquicas, es decir, son intuitivos y tienen percepciones sobre el estado de ánimo de quien está con ellos, además de que son visionarios y soñadores, y tienen problemas con la disciplina y la autoridad, razón por la cual a veces, cuando son incomprendidos, se les califica de problemáticos. Suelen ser muy compasivos y tienen miedos comunes a todos los niños, como a la muerte y a la pérdida de sus seres queridos.














Un niño índigo es un ser independiente, con una forma de pensar autónoma. No se deja influenciar fácilmente y cuestiona todo lo que pasa a su alrededor. No se adapta a los ritmos establecidos. Es metódico y muy apegado a las rutinas. Es muy sensible y se identifica fácilmente con los sentimientos de los demás, es decir, la empatía es una de sus cualidades naturales. Puede ser muy extrovertido, aunque si no encuentra comprensión a su alrededor será muy introvertido y sólo se relacionará bien con personas de sus mismas características, o que comprendan y desarrollen empatía con su especial forma de ser.



PATRONES DE CONDUCTA PARA IDENTIFICAR A LOS NIÑOS ÍNDIGO


· Son muy sensibles.
· Tienen energía en exceso.
· Necesitan adultos emocionalmente estables y seguros a su alrededor.
· Se resisten a la autoridad si ésta no es democrática. Tienen dificultad para aceptar una autoridad absoluta sin ninguna explicación y sin que se les dé alternativa.
· No soportan cualquier cosa que para ellos sea injusta.
· Prefieren formas de aprendizaje distintas a las actualmente establecidas, en particular en lo referente a la lectura y las matemáticas.
· Pueden frustrarse fácilmente porque tienen grandes ideas, pero pocos recursos o personas dispuestas a ayudarles a realizarlas.
· Aprenden explorando y se resisten a memorizar mecánicamente o a ser simples oyentes.
· A menudo hacen preguntas que los maestros no pueden contestar.
· No duran mucho tiempo sentados tranquilamente, a menos que estén absortos en un tema que les interese.
· Se mueven constantemente, ya que eso les ayuda a pensar.
· Son compasivos. Desarrollan empatía con el sufrimiento de los demás.
· Si experimentan fracasos o decepción a edad muy temprana, pueden desarrollar un bloqueo permanente.
· Ellos vienen a este mundo con un sentimiento de ser ‘alguien importante’, así que frecuentemente se comportan como tal. Tienen la sensación de ‘merecer estar aquí’ y se sorprenden cuando otros no entienden eso.
· La autoestima no es para ellos un tema preocupante.
· Son personas muy intensas en sus sentimientos y emociones.
· Les encantan las conversaciones intensas, dinámicas e intelectuales.
· Les encanta estar con los adultos.
· Hay ciertas cosas que simplemente no harán, como por ejemplo esperar pacientemente su turno en una fila.
· Se frustran con sistemas rituales que no requieren pensamiento creativo. Con frecuencia encuentran mejores formas de hacer las cosas, tanto en casa como en la escuela, lo que los hace parecer rebeldes e inconformes con cualquier sistema.
· Parecen antisociales, a menos que se encuentren entre niños de su mismo tipo. Si no hay otros con un nivel de conciencia similar, a menudo se vuelven introvertidos, sintiendo que nadie les entiende. La escuela, a menudo, es muy difícil para ellos, desde el punto de vista social.
· En general, prefieren relacionarse con un solo amigo o amiga, o bien con un grupo muy reducido de amistades. Conservarán esta tendencia toda la vida.
· No responderán a las amenazas ni a la llamada ‘disciplina de culpa’.
· Aprenden sólo lo básico de todo aquello que no sea primordial para ellos. En cambio, si el tema les interesa, lo aprenderán por completo y sin esfuerzo alguno.
· Les encanta la naturaleza.
· A veces nos dará la impresión de que son ‘almas viejas y sabias’ en el cuerpo de un niño… Realmente es así…


…por cierto, cuidado con esas personas a las que un niño índigo rechace… ¡por algo lo hace!... él o ella percibe cosas que usted y yo no podemos percibir…




PRINCIPALES CAPACIDADES DE LOS NIÑOS ÍNDIGO


· Poseen una inmensa capacidad de amar. 
· Tienen la virtud de ‘refrescar el ambiente’ y hacer que todos a su alrededor se sientan bien.
· Pueden parecer auténticos sanadores. Su tranquilidad, el roce de sus manos, la sabia expresión de sus ojos y los poderes de su aura pueden aliviar trastornos y desdichas.
· Viven las experiencias como un todo, no las separan en hechos aislados. Cada vivencia que tienen les ayuda a subir un poco más en su desarrollo espiritual.
· Son rápidos para captar incluso los conceptos más abstractos y espirituales, así como para tomar decisiones inmediatas.
· Siempre viven, piensan y actúan de acuerdo con sus convicciones. Es difícil obligarles a hacer algo que no quieren, o en lo que no creen.
· Su mente ágil no siempre se inspira durante los momentos de calma; de hecho, muchos de estos niños necesitan moverse continuamente para poder crear y pensar.
· Tienen una amplia capacidad de comunicación con todos los seres vivos. Adoran la naturaleza.
· Son muy considerados y comprensivos. Se preocupan mucho por las demás personas, aunque no las conozcan.
· Son grandes defensores de la justicia y la paz. Tienen la virtud de poder calmar pleitos y peleas.
· Son muy sagaces para descubrir la mentira y la deshonestidad.
· Siempre verán lo bueno que hay en las personas.
· Son conscientes de que tienen un gran nivel vibratorio en la energía que los rodea (es decir, su aura), y realmente pueden transmitir alivio y optimismo con sólo tocar a una persona deprimida, o devolver las fuerzas a alguien que esté muy cansado.




PRINCIPALES DEBILIDADES DE LOS NIÑOS ÍNDIGO


· Así como tiene fortalezas, la personalidad índigo tiene también sus puntos débiles, que le provocan problemas de desadaptación, rechazo y, en casos extremos, de frustración, depresión y aislamiento. Como padres, maestros o tutores de un niño índigo es importante ser conscientes de dichas debilidades; de esa manera podremos comprender que, a pesar de ser especial, un índigo es un ser humano; es cierto que es un ser evolucionado, pero cuando es niño necesita la ayuda y la guía de adultos sensibles y preparados para combatir el lado negativo de su personalidad.
· Tal vez el principal problema con que los niños índigo pueden toparse en su convivencia con los demás es que no se adaptan al método: necesitan un método que se adapte a ellos. Exigen mucha atención y sienten que la vida es demasiado valiosa para dejarla pasar. Quieren que las cosas sucedan y con frecuencia fuerzan una situación a fin de obtener lo que desean.
· Pueden llegar a irritarse emocionalmente con quienes no entienden el fenómeno índigo. Ellos no pueden comprender por qué las personas muestran conductas que no están basadas en el amor. Aun así, son extremadamente resistentes y hábiles para ayudar a niños necesitados, aunque su ayuda a menudo sea rechazada. Pueden tener dificultad para adaptarse a otros niños.
· No tiene una percepción definida de los límites sociales.
· Tiende hacia el aislamiento y la soledad, especialmente si se siente incomprendido o no reconocido, lo cual puede sucederle con cierta frecuencia, especialmente en el ámbito escolar.
· Es hipersensible; todo lo toma muy en serio.
· Como tiene un alma y una mente abiertas, puede llegar a ser influenciable.
· Es difícil de guiar y educar, ya que siente que lo sabe todo y se desespera con las lecciones o con las actividades que comparte con los otros niños no índigo. Muy en el fondo se sabe especial, y no siempre acepta que se le corrija cuando él siente que está haciendo lo correcto.
· Puede tener dificultad para concentrarse, sobre todo en cosas que no le interesan.
· Tiene tendencia a idealizar a las personas o situaciones. A veces, puede relacionarse con personas inconvenientes o frívolas.
· En el caso de los niños índigo artistas, pueden ser demasiado soñadores y tender a retirarse a su propio mundo, particularmente si se sienten incomprendidos.
· Suele tener problemas con la autoridad, en especial durante la adolescencia.
· Quiere que todos le reconozcan y le aprecien, así que puede parecer presumido y arrogante.
· Tiene su propia forma de hacer las cosas y puede impacientarse con quienes son más lentos que él o ella.
· Se siente con pleno derecho a hacer las cosas según su propio criterio, lo cual hace que se rebele cuando se le obliga a hacerlas de modo distinto.
· Sus sentimientos e ideas son profundos; esto puede dificultarle el expresarse con palabras; por eso algunos niños índigo pueden tardar bastante en comenzar a hablar.
· Es fácil que pierda el contacto con su propio Ser y se desconcierte, se llene de un sentimiento de no saber adónde ir, ni de por qué está aquí, ni de qué lugar ocupa en el mundo y en la sociedad.
· Es muy sensible a la hipocresía y a las mentiras.
· Es común que se exija demasiado a sí mismo y a los demás; tiende a ser perfeccionista y, si esto no se controla, puede incluso llegar hasta la obsesión.
· Puede volverse irresponsable si no se le guía con amor, comprensión y paciencia. Suele volverse inseguro si se le hace sentir que es demasiado diferente al resto de niños.




TIPOS DE NIÑOS ÍNDIGO


Hay cuatro tipos diferentes de índigo y cada uno de ellos viene a este mundo con un propósito. Es importante destacar que un niño índigo presentará sólo una de las personalidades que se describen a continuación, y no desarrollará dos o más.
















EL HUMANISTA 

Destinado a trabajar con las masas. Serán los médicos, abogados, profesores, comerciantes, ejecutivos y políticos del mañana.

El humanista con frecuencia es hiperactivo y torpe, algunas veces se estrellará contra una pared en su bicicleta porque se le olvidó frenar; esto es porque no está bien conectado con su cuerpo. Los índigos humanistas no saben cómo jugar con un juguete, pero lo desmontaran por completo y muy probablemente después no lo volverán a tocar.

Son el tipo de persona al que hay que recordarles las cosas constantemente. Se distraen con facilidad y suelen olvidarse de las órdenes simples.

Son extremadamente sociables; hablarán con todo el mundo, siempre de forma muy amigable. Tienen ideas muy personales y propias, y las defenderán con pasión.

El índigo humanista es quizás el más ligado a la naturaleza, y se relacionará fácilmente con los animales y plantas, con el medio ambiente y con todo lo que le rodea. Se siente indignado y lastimado por las injusticias, y querrá defender a todos y cuidarlos. Si el mundo externo se porta demasiado mal con él y siente que las cosas le rebasan, se retirará a su propio mundo.

No es una buena idea juzgarles ni cuestionarles.



Cómo reconocer a un niño índigo del tipo humanista:

· Es tremendamente social; ama a todo el mundo, aunque sus amigos íntimos serán muy pocos.
· Tiene una marcada opinión propia.
· Puede tener tendencias bipolares, pasando fácilmente de la euforia a la depresión.
· Es muy consciente de la ecología y el cuidado del medio ambiente.
· Da poco valor a las cosas materiales, así que tiende a perderlas.
· No está especialmente conectado con su propio cuerpo físico, por lo que suele ser torpe físicamente.
· Después de un periodo de ‘hiperactividad’, necesita rodearse de paz para volver a centrarse.
· Es frecuente que se sienta incomprendido o poco reconocido.
· Como es muy sensible, puede ser también muy irritable.
· Le encanta hablar con todo el mundo.
· Suele estar siempre preocupado por algo, y no es raro que sufra dolores de cabeza.
· Le encantan los libros.
· Los ordenadores ejercen sobre él una gran atracción.
· Suele ser imparcial.
· Puede tender a auto castigarse si considera que ha hecho algo incorrecto.
· Exige, ante todo, honestidad por parte de los demás.



EL CONCEPTUAL

Los índigos conceptualistas están más interesados en los proyectos que en las personas. Ellos serán los ingenieros, arquitectos, diseñadores, astronautas, pilotos y militares del mañana.

Tienen un gran afán investigador y facilidad para desarrollar nuevas ideas y conceptos. Funcionan a su propio ritmo. No son torpes, sino todo lo contrario, son niños muy atléticos y con gran coordinación motora. Tienen gran destreza física y notables cualidades de liderazgo, aunque no están orientados a lograr el éxito tal y como lo conocemos nosotros, sino hacia su propia realización.

Tratan de controlar a su madre si son niños, y a su padre si son niñas.

Este tipo de índigo tiene tendencia a la adicción, especialmente a las drogas durante la adolescencia, cosa que hay evidentemente que vigilar. 

Son pulcros, ordenados y cuidan mucho lo que comen. No suelen aceptar carne en su dieta.

Los índigos conceptualistas se encargarán de las soluciones tecnológicas y de los avances científicos del mañana.



Cómo reconocer a un niño índigo del tipo conceptual:

· Le es más fácil ver el todo que las partes que lo integran. Así, puede desarrollar una idea, pero descuidará los detalles.
· Es el típico niño que desarmará el juguete nuevo para ver lo que contiene y cómo funciona.
· Adora los aparatos eléctricos y, por supuesto, los ordenadores.
· Así como quiere saber el porqué de las cosas, querrá saber también el porqué de las situaciones.
· Le encanta esconder cosas y tener secretos.
· Quiere tener siempre el control ante cualquier situación. Lo tratará de ejercer primero con sus padres y después con sus maestros.
· Tiene facilidad para encontrar nuevas soluciones a viejos problemas.
· Se siente más seguro cuando las reglas son claras y se establecen rutinas y procedimientos.
· No está muy en contacto con su lado emocional profundo, así que a veces parecerá imperturbable. No obstante no hay que engañarse, se trata de un niño índigo, así que es sensible y emotivo, aunque no lo demuestre.
· Sus ideas y opiniones suelen entrar en conflicto con las de los demás, razón por la cual es frecuente que se sienta rechazado e incomprendido. En casos extremos, puede actuar con violencia, como por ejemplo haciendo grandes berrinches, pero rara vez será agresivo física o verbalmente con los demás, especialmente si son más débiles que él.
· Se aburre fácilmente en el colegio, sobre todo si éste tiene sistemas de enseñanza demasiado convencionales y rígidos.

















EL ARTISTA

El índigo artista es mucho más sensible que el resto de niños. Su cuerpo, a menudo, es más pequeño que la media (aunque eso no es una regla general). Aunque su físico es de aspecto delicado, su alma, en cambio, es fuerte y resistente.

Estos niños están más inclinados hacia el arte; son muy creativos y serán los profesores y artistas del mañana. Sea lo que sea a lo que se dediquen, siempre estarán orientados hacia el lado creativo. Dentro del campo de la medicina, serán cirujanos o investigadores.

Entre los 4 y los 10 años pueden involucrarse en múltiples actividades creativas diferentes; le dedicarán cinco minutos a una y luego la abandonarán. Desde esa corta edad pueden intentar tocar diversos instrumentos musicales; la música será para ellos una fascinación constante. Pueden elegir su camino definitivo ya en la adolescencia.

Posee una voluntad de hierro y sabe utilizarla; generalmente consigue lo que quiere.

Como es artista, tiene problemas para comprender una lógica demasiado rígida, así que tampoco tolerará que le impongan nada. Por su parte, es muy consistente en su conducta y también en sus sentimientos, ya que tendrá perfectamente identificado a quién quiere y a quién no.

Su pequeño cuerpo es ágil y flexible, y tiene una envidiable capacidad de relajarse e incluso de dormirse en cualquier parte. Es rápido para evaluar las situaciones y actuar en la forma que más correcta le parezca.

Es muy intenso en sus actividades, sobre todo en aquellas que le gustan. Cuando está concentrado no hay poder humano que le distraiga, y esto ocurre desde muy corta edad.

Los índigo artistas de 2 ó 3 años de edad saben hacer cosas que al parecer nadie les ha enseñado y se comunican muy bien con los otros niños. Pueden perder su espontaneidad cuando entran a la escuela debido a las presiones externas.

Los índigos artistas tendrán a su cargo el desarrollo creativo y espiritual del futuro.



Cómo reconocer a un niño índigo del tipo artista:


· Se abstrae con las pinturas y lo colores. Es un pequeño dibujante nato.
· Se pasará horas mirando las imágenes de los libros.
· Necesita muy poco sueño para reponerse. Estará danzando por casa a primera hora de la mañana.
· Se siente inclinado por todo lo creativo y lo utiliza como forma para expresarse: música, danza, teatro, pintura… Conviene fomentar en él esta cualidad desde que tenga uso de razón.
· Es un intelectual de nacimiento; se aprenderá las historias de los libros y muchos de sus juegos tratarán de representar estar historias.
· Le es fácil comprender palabras en otros idiomas, y repetirlas.
· Puede entrar en conflicto con sus emociones, que suelen ser demasiado intensas.
· Es hipersensible, pero sabe adaptarse a las situaciones. Las evalúa con rapidez y actúa en consecuencia.
· Si usted no le da una solución o una respuesta, él o ella buscará las suyas propias.
· Siempre está pendiente de todo lo que sucede. Espera ser informado y, además, que su opinión sea tomada en cuenta.
· De todos los índigos, en el artista es más notable la capacidad de sanación.
· Sus poderes extrasensoriales están muy desarrollados. Y no le extrañe que hable con amigos imaginarios que, sin embargo, quizás estén realmente ahí, aunque usted no los vea…
· Contará muchas historias fantásticas, y exigirá que se le crea.
· En el lado negativo, puede ser arrogante, narcisista, y tremendamente obstinado. Sin embargo, responde bien a las explicaciones, más que a las órdenes.
· Su mirada especial refleja la sabiduría que se encierra en su alma, y que probablemente ha reunido a lo largo de muchas vidas pasadas.
· Tiene una gran fuerza espiritual, y es muy compasivo.



EL INTERDIMENSIONAL


Es uno de los más ‘índigo’ de las cuatro categorías, capaz de moverse en distintas dimensiones de emoción y pensamiento, de ahí su clasificación. El índigo interdimensional suele ser mucho más grande físicamente que los demás. Se le suele atribuir más edad de la que realmente tiene.

Entre los 1 y 2 años ya no se les podrá decir nada, porque habrán desarrollado un profundo sentido de su identidad, y querrán hacerlo todo solos. Algunas de sus frases típicas son: ‘Ya lo sé’, ‘Puedo hacerlo solo’, ‘Déjame solo”,…

Pueden llegar a convertirse en bravucones y fanfarrones, Ya que son más corpulentos, y porque no encajan en ningún patrón de los otros tres tipos de índigo.

El índigo interdimensional lo sabe todo e impone una tremenda carga en sus padres, ya que siempre quiere tener la razón. Esto exige que los padres y maestros sean muy flexibles con él, sin llegar a ser demasiado permisivos.

Como todos los índigos, tiene una mente despierta y cierta sabiduría interna que le permite escuchar razones y darse cuenta de que está equivocado, si esto se le demuestra amorosamente, sin humillación ni represión.

Se siente más seguro si los límites son claros y si hay orden y disciplina en las cosas. Si los padres no le ponen límites, el niño o la niña establecerán los suyos, ya que prefiere definir sus propias reglas del juego, y suele ser experto en derribar obstáculos y derrumbar opiniones.

Es un auténtico defensor de la justicia, y esto puede hacer que tenga conflictos con la autoridad. Un índigo interdimensional jamás permitirá que alguien le obligue a hacer algo que vaya en contra de sus ideas, o que sepa que no es correcto o justo.

A estos índigos interdimensionales les corresponderá establecer y llevar a cabo las grandes reformas sociales, espirituales y económicas del futuro. 



Cómo reconocer a un niño índigo del tipo interdimensional:


· Es extremadamente racional. Quizás por esto siempre está lleno de ideas y pensamientos nuevos que suelen chocar con las formas de pensar de quienes le rodean.
· Siempre quiere tener la razón y, en la mayoría de las ocasiones, la tiene.
· Nació para ser líder y lo sabe.
· Puede ser un auténtico dictador, controlador y dominante. A todos les dice lo que deben hacer, incluyendo a sus padres y maestros, lo cual les supondrá continuos conflictos.
· Ve más allá de lo que perciben los ojos físicos.
· Exige que se le preste completa atención.
· Le encantan las representaciones de la vida; quizás por eso es amante del teatro y de los juegos de tipo social donde se representan papeles de la vida real.
· Tiene facilidad para descubrir el engaño; no tardará en descubrir la verdadera personalidad, sentimientos o pensamientos de cualquier persona.
· Es un ser auténtico, que dice lo que siente y lo que piensa, y, por tanto, enemigo declarado de la hipocresía.
· Si decide que una acción es la correcta, la llevará a cabo contra quien sea.
· Le gusta tener siempre la última palabra.
· Es muy poco tolerante con el autoritarismo, las órdenes que considera injustas y rígidas, y las instrucciones tajantes.
· Cuestiona constantemente las antiguas creencias, tradiciones y modos de hacer las cosas. Esto se nota principalmente durante la adolescencia, en la que puede convertirse en un rebelde y en un auténtico activista.
· Tiene una enorme fuerza espiritual.
· Tiene una gran necesidad de disciplina para poder desarrollarse creativamente. Los padres deben orientarlo a cada paso, encauzando la poderosa energía de su mente, su cuerpo y su alma.



















COMO TRATAR Y EDUCAR UN NIÑO ÍNDIGO


El paso más importante para entender y comunicarse con esos nuevos niños es cambiar nuestra forma de pensar acerca de ellos, destruyendo nuestras creencias erróneas y nuestros hábitos de conducta convencionales. Si honra a esos pequeños como regalos en lugar de pensar que son un problema, abrirá las puertas para entender la sabiduría de ellos y la suya propia. 

En muchos casos, sobre todo cuando el diagnóstico se confunde con el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, es frecuente que se les administren medicamentos para ‘calmarlos’. Un niño índigo no necesita que se le calme, necesita que se le entienda. En un niño índigo, el uso de medicamentos bloqueará sus preciosas cualidades y capacidades psicológicas y espirituales. Será como enterrar un valioso tesoro bajo una densa capa de barro.

Los niños índigo suelen ser castigados si no hacen o no actúan como nosotros queremos. Un niño índigo nunca va a actuar como nosotros solíamos hacerlo en nuestra infancia. Con estos niños la rigidez de la autoridad no funciona. Sólo hay una manera de interactuar con estos pequeños seres y es desde y con el Amor.

Así pues, resulta del todo necesario conocer la esencia de estos niños, para estar a la altura de las circunstancias y no obstaculizar su proceso de evolución y el cumplimiento de su misión. Al tratar con niños de una nueva conciencia, los adultos nos veremos obligados cambiar los antiguos patrones educacionales para darles a nuestros niños la libertad de expresión y de acción que mueve su alma, su esencia y su corazón.

A estos pequeños tan especiales les gusta ser tratados y honrados como individuos, de manera que la crianza emocional debe basarse en la honestidad y la transparencia. A los niños índigo no se les debe avergonzar, culparlos, mentirles, ni gritarles. Por el contrario, hay que preservarles la autoestima. Se les debe brindar la posibilidad de elegir y, al mismo tiempo, evitar la comparación. Deben recibir disciplina sin emoción.

Otro requisito importante para la crianza emocional de estos niños es estimular su excelencia, si bien no la competencia entre sí o con otros niños.

Es importante involucrar el buen humor. Esto es especialmente relevante ya que dada su naturaleza sabia, estos niños no suelen tener muy desarrollado el sentido del humor, y pueden llegar a ser niños y adultos muy tensos, que se toman todo muy en serio. Es fundamental enseñarles a reírse, a ver las cosas buenas de la vida, a comprender que, a veces, reírse de uno mismo no es negar la propia importancia, sino simplemente tener una actitud sana ante la vida.

Además de todo esto, los expertos en educación hacen algunas indicaciones de cómo tratarlos según su etapa de desarrollo…

Hasta el primer año de vida
Los conceptos esenciales son amor, afecto y atención. A los bebés hay que tocarlos, abrazarlos, hacerles sentir mucha seguridad y, además, jugar con ellos. Hay que darles estimulación temprana y tentar sus sentidos con música, colores, formas y movimientos.

Entre el primer y segundo año
Hay que resaltar los términos libertad, respeto y estímulo. Durante esta etapa se prueba el desapego a los padres, es decir, el niño quiere probarse a sí mismo que es un ser independiente, sobre todo si se trata de un índigo interdimensional.

Entre los dos y los cinco años
Merecimiento, explorar y aprobar, son las palabras clave. Esta es la época de transición entre el Yo Soy y el Yo Puedo. Si impedimos que se sienta poderoso y autosuficiente no lograremos que sea un adulto capaz de enfrentar cualquier reto, y lo volveremos inseguro y desconfiado.

Entre los cinco y los ocho años
A esta edad, el niño índigo ya asimila conceptos más abstractos, por ello hay que manejar los términos dar, compartir, aceptación, verdad y no juzgar.
En cuanto a la verdad, deben aprender que va acompañada de un sentimiento agradable y no como antesala a un problema, en caso de ocultarla.

Entre los ocho y los doce años
El niño está en la pubertad y se aproxima a la siguiente etapa de maduración, que es la adolescencia.
En esta etapa el joven índigo requiere que los padres manejen conceptos como la experiencia, la responsabilidad y el estar alerta. Si el índigo aprendió debidamente las lecciones de la crianza espiritual, reflejará entonces la confianza de sus padres; de lo contrario se encontrará confuso, cederá a las presiones de los amigos y buscará al azar experiencias que le hagan sentirse en control, aunque éste sea falso.
















Educación en casa

No resulta fácil educar a un niño índigo, a menos que comprendamos que él o ella se mueven en una dimensión mucho más espiritual, y que tiene una percepción diferente de sí mismo y de las cosas y personas que le rodean. Es un ser evolucionado que ha llegado a un mundo que no lo está tanto, y puede frustrarse cuando no se le comprende, como le sucedería a cualquiera en su situación.

Posiblemente en este momento usted se estará preguntando: ¿Es que tengo que dejarle hacer lo que le dé la gana?... La respuesta es Sí…. y No. Sí, mientras no dañe a nadie, ni a si mismo. No, cuando quiera pasarse de ciertos límites. Usted, como padre o madre, es la única persona que puede poner esos límites, pero no con órdenes, sino con el ejemplo.

El niño índigo es muy sensible y muy perceptivo para determinar la incongruencia entre el decir y el hacer. ¿Cómo obligarle a limpiarse las manos antes de comer si usted no suele hacerlo o pedirle que hable en voz baja sí él sólo escucha sus gritos? ¿Cómo imponerle hábitos que usted no tiene? ¿Cómo impedir que haga lo que usted suele hacer? Recuerde que, como la mayoría de niños, muchos de sus hábitos los establece por imitación de uno de sus padres.

También es importante evitar darle dobles mensajes, es decir, que usted lo regañe porque hizo algo que no debía, y su pareja lo consuele. El niño no entenderá si lo que hizo fue malo o no tan malo. Recuerde que los niños índigo, principalmente y más que otros niños, necesitan reglas y límites claros para sentirse seguros. Los padres deben ponerse de acuerdo para evitar que uno le reste autoridad al otro. El niño índigo no necesita de un padre ‘ogro’ y de una madre ‘angelical’ (o viceversa); requiere que tanto su figura paterna como su figura materna sean igualmente fuertes, honestas, amorosas, sólidas y coherentes. 


Órdenes y rabietas

Los niños índigo toman como un castigo a su autoexpresión el hecho de que se les den órdenes, y pueden reaccionar con verdadera rebeldía ante las amenazas. No quiera que él comprenda lo que todavía no está en capacidad de hacer. Si él no entiende, y usted se impacienta, esta impaciencia es captada por el niño y el asunto se vuelve un círculo vicioso. La palabra con ellos no es represión, sino negociación. Así que ármese de una buena dosis de paciencia y comprensión y negocie con el niño.

¿Cómo hacerlo? Simplemente dele explicaciones de por qué sí o por qué no puede concedérsele lo que pide, darle el permiso que solicita, hacer lo que hizo o lo que quiere hacer. Los niños índigo son espirituales, pero también extremadamente racionales, y si se les dan explicaciones sencillas, de acuerdo con su edad, seguramente reaccionarán a ellas positivamente. Pero querer obligarlos mediante las órdenes estrictas o regañarles es seguir un camino equivocado.

Es importante comprender que el niño índigo necesita expresar sus emociones libremente y sin juicios. Dejarlo llorar, aun cuando su llanto le resulte insoportable, y dejarlo manifestar su rabia, hasta agotarla, es saludable; es la manera que el niño tiene de liberar la carga emocional acumulada cuando no cuenta con suficientes elementos de expresión.

Es importante que los niños se sientan amados y respetados, independientemente de que sus sentimientos y actitudes provoquen molestia e incomprensión por parte de sus padres. No les muestre desagrado y mucho menos indiferencia. Ellos necesitan de su aprobación y de su respeto para manifestar sus necesidades más apremiantes y llorar es una manera de descargar su malestar. 


Algunas reglas básicas para los padres

· Trátele siempre con respeto.
· Permita que participe en decisiones y asuntos familiares (en cuanto pueda hacerlo).
· Nunca lo desprecie ni lo haga sentir pequeño.
· No le oculte nada, ni use lenguaje ofensivo.
· Ayúdelo a crear sus propias soluciones disciplinarias.
· Siempre dele a elegir.
· Explíquele siempre el porqué de las instrucciones que usted da. No use la frase ‘porque yo lo digo!’. Si usted les da órdenes autoritarias y dictatoriales sin bondad ni razones sólidas, estos niños le derrotarán, simplemente no obedecerán o, lo que es peor, le darán una lista de razones que descalificarán sus intenciones. La honestidad les haré vencer.
· Evite críticas negativas. Hágale saber siempre que usted le apoyará en todo momento.
· No le diga quién es, ni quién será en el futuro. Él o ella lo saben mejor que usted.
· No trate de imponerles una profesión. Deje que ellos decidan lo que les interesa. No los fuerce a que entren en el oficio familiar o en algún tipo de negocio porque la familia lo haya estado haciendo durante generaciones.
· Mantenga siempre su palabra; de otra forma, los niños índigo no le respetarán.


En la escuela

Los niños índigo suelen tener problemas con los sistemas y métodos educacionales en las escuelas tradicionales. Su característica forma de ser, su alta autoestima, su profunda conciencia de que son especiales y el hecho de que parecen saberlo todo, suelen causar el rechazo de sus maestros y del resto de sus compañeros.

Si se le diagnostica equivocadamente con el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, se puede caer en el error de querer ‘controlarlos’ con drogas, lo cual supondrá un grave error que apagará al niño por completo y hará que el mundo pierda a uno de sus seres más valiosos.

En la educación y al elegir una escuela, debemos tener en mente que hay que enseñar a los niños cómo pensar y no qué pensar. Los viejos patrones educativos se basan en la creencia fundamental, y errónea, de que los niños son simples vasos vacíos que deben ser llenados de conocimiento por expertos, los profesores. Cuando les damos a los niños sólo conocimientos y hechos aislados, datos y cifras, les estamos diciendo qué pensar, lo que supuestamente deben conocer y saber, lo que queremos que ellos crean y conciban como verdad.

Por el contrario, cuando les transmitimos sabiduría a los niños, no les estamos diciendo lo que deben pensar o lo que es verdad. En cambio, les decimos cómo hacer para encontrar su propia verdad. Por supuesto, no podemos ignorar el gran caudal de conocimiento que existe cuando enseñamos sabiduría, porque sin conocimiento no hay sabiduría. Una cierta cantidad de conocimiento debe pasar de una generación a la siguiente, pero debemos permitir que los niños lo descubran por sí mismos, fomentándoles el gusto por la investigación, despertando su interés y su curiosidad. El conocimiento con frecuencia se pierde, pero la sabiduría nunca se olvida.
















DIFERENCIAS ENTRE EL NIÑO ÍNDIGO Y EL NIÑO HIPERACTIVO

Los niños índigo a menudo son diagnosticados con desórdenes de atención (ADD · Attention Deficit Disorder) o alguna forma de hiperactividad. En muchos casos son tratados con medicamentos (drogas), cuando deberían ser tratados de otro modo. Dándoles a nuestros hijos medicación, si son índigo, sólo conseguimos atrofiarles sus capacidades para todo lo relacionado con la creatividad, con la intuición, con la sabiduría,…

Los índigos son frecuente y erróneamente diagnosticados con ADHD o ADD, porque se niegan a obedecer. Es importante resaltar que no todos los niños índigo tienen ADD o ADHD, y que no todos los niños con ADD o ADHD son índigos.


Capacidad de concentración 
El niño hiperactivo no se puede concentrar en ningún lugar, porque tiene una falla, una disfunción neurobiológica del sistema nervioso central, basada en que sus neurotransmisores no interactúan bien, y eso da como resultado el hecho de que su comportamiento sea bastante antisocial. El índigo sí sabe concentrarse siempre y cuando se le haga una exposición interesante, o se le brinde un aliciente creativo. Y aún más si puede participar en la actividad creadora.

Atención
El niño hiperactivo exige atención continuamente, pero no presta atención. Le interesa tener compañía, saber que ahí hay alguien, pero nada más. En cambio, el niño índigo necesita ser escuchado, pide atención porque necesita expresarse, porque muy dentro de su corazón infantil sabe que es un ser especial.
El niño hiperactivo pide atención pero no escucha; va a su ritmo. De vez en cuando se da cuenta de que las otras personas están ahí, pero es como si viviera en otra realidad.
Incluso el niño hiperactivo que no es índigo responde muy bien al amor, a los cuidados, a la atención; no obstante, no reacciona a la queja, y cuando se le regaña de una forma que él o ella consideran injusta, no habla, simplemente se dedica a otra actividad. Pero si el índigo se siente rechazado o incomprendido, comienza a marchitarse, y se retira a su rincón.

Niveles de energía
El niño índigo posee un nivel de energía tremendo, pero el hiperactivo tiene una energía que le desborda; se mueve compulsivamente hasta durmiendo. El índigo, si además es un niño o una niña ‘cristal’, es un niño o una niña tranquilo.
La diferencia entre un niño índigo y un niño cristal es que el segundo es puro amor y paz; son niños muy pacíficos, muy tranquilos, muy quietos, muy amorosos, muy sabios, muy silenciosos. Una especie de ‘maestros índigo’, y sus facultades índigo están altamente desarrolladas; ven ‘otras realidades’, se comunican con seres de otros niveles de realidad o realidades paralelas.

Agresividad
El niño hiperactivo es todo movimiento porque tiene problemas psicomotores y no controla bien el espacio; parece que no es compasivo porque no es consciente de que hace daño a los demás.
El niño índigo actúa con compasión desde que es muy pequeño; no son combativos, ceden sus juguetes, no son egoístas y siempre están dispuestos a participar y a ser amables con los demás. Sólo un niño índigo rechazado y frustrado se mostrará grosero, pero jamás será cruel ni agresivo como puede llegar a serlo el hiperactivo.
Socialmente, el índigo es respetuoso y amable, mientras que el hiperactivo es un torbellino.

Temeridad
El niño índigo es prudente y sensato, lo cual no quiere decir que a veces no pueda romper un cristal jugando con la pelota. En cambio el hiperactivo no tiene ningún sentido de la temeridad, se arriesga demasiado sin pensar en las consecuencias, y frecuentemente saldrá lastimado o lastimará a otros. Hay que estar vigilándole constantemente.
A algunos niños hiperactivos parece importarles muy poco su vida. Hay que ir con mucho cuidado con ellos porque podrían perfectamente intentar saltar por una ventana como si fueran el hombre araña, convencidos de que no les va a pasar nada. No tienen sentido del peligro. 
Los niños índigo, en cambio, se saben valiosos, y como su autoestima es alta, se cuidan mucho a sí mismos. A menos que le sea absolutamente necesario hacerlo, por su bien o para ayudar a alguien más, un niño índigo jamás se pondrá voluntariamente en peligro.

El habla
Los niños índigo pueden tardar mucho en comenzar a hablar, pero cuando lo hacen, se sueltan de pronto diciendo frases enteras perfectamente estructuradas, y pueden expresar conceptos muy abstractos y muy profundos, e ideas muy elevadas para su corta edad.
El hiperactivo habla a trompicones, no se le entiende, usa frases cortas, y sólo le suele entender su madre, su cuidador/a, su padre, o un hermano o hermana; necesitan una especie de traductor. Es frecuente que confunda los tiempos y las conjugaciones de los verbos; puede hablar en indicativo o en subjuntivo: ‘cuando vine aquí, voy a ver la tele’. Normalmente es monosilábico: ‘¿Te lo has pasado bien? Sí’; ‘¿Has jugado en el colegio? No’; ‘¿Han querido jugar contigo los demás niños? No’; ‘¿Con cuántos niños has jugado? No’…
A diferencia del niño hiperactivo, el niño índigo suele expresar correctamente sus emociones, sus sentimientos, sus enfados, sus motivos; tanto que a veces asusta por la profundidad y la sabiduría de sus razonamientos.

Psicomotricidad
A nivel psicomotor, la habilidad en el niño hiperactivo es problemática; no controla bien ni siquiera su propio cuerpo. En cambio el índigo, desde muy pequeñito (sobre todo si mamá y papá lo apoyan), controla muy bien el espacio; le encanta jugar debajo de las sillas, debajo de las mesas y crearse espacios propios; le fascina hacerse ‘casitas’ con las sábanas o con cualquier otro elemento porque le gusta sentirse en un ambiente en el que su aura está protegida.
En cambio el hiperactivo es todo lo contrario; le inquieta estar en espacios muy limitados, a menos que se quiera esconder puntualmente, pero necesita mucho espacio. El hiperactivo necesita actividad; el índigo también, pero de otro tipo, y puede estar debajo de su casita de tela durante mucho tiempo.
















Autoestima
Los niños índigo tienen un alto nivel de autoestima, aunque por supuesto que son vulnerables, como todo niño.
Si no se alimenta la autoestima de estos pequeños, si se sienten minimizados, humillados, despreciados o injustamente tratados, pueden dejar de hablar.
Por su parte, el hiperactivo es consciente de que nadie le quiere, de que nadie quiere jugar con él. Carece de patrones socializantes, es decir, no sabe jugar ni relacionarse con los demás. Como es tan brusco y tan ‘torpe a su manera’, tan agresivo, no es extraño que se pase la vida de colegio en colegio, siendo expulsado de todos. Esto le provocará frustración, tristeza y un gran daño emocional. 
El hiperactivo no tiene modo de asociar ideas para sacar conclusiones; la mayor parte del tiempo cree que nadie le comprende.
Sólo hay una forma realmente efectiva de ayudar a un niño hiperactivo y es dándole frases cortas, concretas y repetitivas, una y otra vez, con grandes dosis de amor, compañía y atención. Si cuando con esas grandes dosis de órdenes concretas, con frases cortas, amor y comprensión logramos un cambio, el hiperactivo empieza a bajar su nivel de hiperactividad, y si se trata de un índigo, comienza a desarrollar sus facultades.

Salud física y mental
El niño índigo se enferma muy raras veces. Su configuración genética especial hace que su sistema inmune sea más resistente a las infecciones y contagios que el resto de los niños. Además, si se hace una herida o una fractura, ésta sana muy rápidamente.
Hay casos aislados de una especial sensibilidad en la piel.
Por el contrario, el niño hiperactivo frecuentemente suele padecer asma, alergias, gripes y otras enfermedades.

Madurez
Desde muy pequeños, los niños índigos parecen ser adultos sabios. Desde la cuna, los bebés índigo miran directamente a los ojos, y parecen entender todo lo que se les dice… Quizás sea así en realidad...
Cuando comienzan a hablar suelen tener un comportamiento muy maduro. Por supuesto, son niños y pueden hacer cualquier travesura, pero su conducta corresponde más a la de los adultos con quienes, por cierto, le encanta estar.
Por su parte, el niño hiperactivo suele comportarse como un bebé incluso a los cinco, seis, siete u ocho años. Tiene un bajo nivel de madurez emocional y no sabe sacar conclusiones. 
Ante situaciones nuevas el hiperactivo se descontrola, se desborda, se sobreexcita; el índigo observa, disfruta, hace preguntas, aprende, se lo pasa bien.
El índigo, por muy pequeño que sea, no se siente un extraño en el mundo de los adultos. Los adultos son seres a veces más inmaduros que él, y en ocasiones le inspiran compasión.

Afrontar una pérdida
Ante una pérdida, el hiperactivo parece indiferente debido, tal vez, a que siempre está en la acción. Quizá algún día pregunte ‘- ¿Y la abuela, dónde está? - La abuela ha muerto. - ¿Y cuándo va a llegar?’
El índigo también tiene una mente atemporal, pero sabe que nacer es morir a otra realidad, y que morir aquí es nacer a otra realidad allá…de alguna manera, lo sabe. La respuesta de un niño índigo ante la noticia de la muerte de su abuela podría ser perfectamente ‘La abuela ya no está… en su cuerpo… pero sigue viviendo… anoche me vino a visitar’.

Obediencia
Para que un niño índigo obedezca necesita que se le den explicaciones que le proporcionen un motivo de por qué es conveniente que haga o no haga las cosas.
En cambio, para que un niño hiperactivo obedezca basta con tener mucha paciencia, no demostrarle que tiene poder sobre usted, y darle órdenes cortas, concretas y repetitivas que se conviertan en señales que le indiquen lo que debe y no debe hacer.

Consideración hacia los demás
El niño hiperactivo es un pequeño ‘destructor’; no sabe cuidar; puede pisarle la cola al perro repetidas veces, aunque le encante el perro. Es tan distraído y brusco que no se fija, y da la impresión de que tampoco le importa.
Por el contrario, el niño índigo tiene una antena especial para saber que el perro está ahí, hasta en la oscuridad. El índigo se comunica bien con los animales, sabe respetarlos, cuidarlos, les habla con frecuencia.

Miedo a la oscuridad
Tanto los niños índigo como los hiperactivos muestran miedo a la oscuridad que, por otra parte, es un miedo infantil natural, que surge de nuestros más primitivos instintos.
La diferencia es que un 25% de índigos acepta este temor, y el otro 75% no lo expresa, pero lo sufre igual. Tienen miedo a la noche, a la oscuridad. Es un reto de poder. Es su propia energía. Todo ser que se maneja con las dos formas mentales, la intelectual y razonable, y la intuitiva y curativa, se enfrenta al reto de superar cualquier temor o miedo que le pueda dar la oscuridad, la noche.
En el hiperactivo, el miedo a la oscuridad es debido a una exacerbada necesidad de compañía, de sentirse acompañado y de querer dormir en la cama con sus padres, rodeado por los dos seres que más seguridad le dan en el mundo.
En conclusión, en el índigo, el miedo a la oscuridad o a cualquier otra cosa es un reto que debe ser superado; en el hiperactivo, es una manifestación de inseguridad.

Juegos
Los juegos de los niños índigo suelen ser participativos, no competitivos, no agresivos, aunque cuando van creciendo pueden aficionarse a los videojuegos agresivos porque poseen la capacidad de saber distinguir la realidad virtual, e incluso la realidad en tiempo real, y la realidad real.

Alimentación
El niño hiperactivo es un goloso nato; le encantan las golosinas. En cambio, al niño índigo no le atraen tanto, y siente más inclinación por los alimentos naturales.
El niño hiperactivo come más por los ojos.